El embarazo y el parto son dos momentos en la vida de la mujer que conllevan posibles lesiones o disfunciones en el suelo pélvico.
Durante el embarazo se produce una presión sobre el suelo pélvico, ya que el peso del feto y su disposición hace que presione, de manera descendente, sobre vísceras pélvicas, es decir sobre nuestra vejiga y recto y, debido a esta presión la musculatura del periné pierde su tono. Esta situación puede provocar pérdidas de orina, o sensación de inestabilidad en zona perineal, estreñimiento y, a veces, hemorroides. Además, al final del embarazo hay mucha congestión en labios vaginales debido a esta presión.
Como prevención, y adaptado a cada fase de la gestación, es muy importante realizar un buen trabajo del suelo pélvico, que consiste en:
- Realizar ejercicios de Kegel.
- Trabajar en la medida de lo posible el músculo transverso profundo, mediante la respiración, Pilates y yoga en embarazo.
- Realizar ejercicios de suelo pélvico sobre Fit-ball.
- A partir de la semana 32 empezar con masaje perineal.
- A partir de la semana 35 empezar con el EPI-NO.
Después llega el parto, momento muy estresante para el suelo pélvico de la mujer. En primer lugar, a nivel estructural la pelvis se abre, es decir, los huesos ilíacos se separan, y el feto desciende por la pelvis, la musculatura perineal sufre muchas tensiones, estiramientos y las vísceras pélvicas también (es en este momento donde un buen trabajo perineal en el embarazo nos puede ayudar a facilitar el parto y las posibles consecuencias sobre el periné).
Puede ser que durante el parto se necesite:
- Usar instrumental (fórceps, ventosa, espátula…).
- Realizar episiotomía (corte en la musculatura vaginal).
- Afortunadamente ya no se realiza maniobra de Kristeller, aunque en algún caso muy puntual por razones urgentes se necesite realizar.
- O que se realice todo el proceso de dilatación, pero el feto no acabe de bajar y encajarse y se realice una cesárea de urgencia.
Por otro lado, el parto, fisiológicamente hablando, genera un estrés y un estiramiento de dicha musculatura que puede provocar:
- Debilidad muscular que provoca hipotonía.
- Desgarro de la musculatura vaginal.
- Aparición de hemorroides.
- Inestabilidad en las vísceras pélvicas.
Todas estas situaciones anteriormente citadas conllevan disfunciones posteriores en el suelo pélvico y debilidad muscular en dicha zona.
Tampoco hay que olvidar, que, aunque el parto sea por cesárea, durante el embarazo el suelo pélvico también se debilita por la presión sobre dicha zona y, como ya hemos mencionado anteriormente, hay cesáreas de urgencia donde hay un trabajo de dilatación y de bajada del feto que también puede lesionar al periné.
Por estas razones es tan importante trabajar el suelo pélvico para llegar al momento del alumbramiento con una buena musculatura y poder prevenir lesiones y disfunciones en el post parto.